Otra vez el sol o la noche
se cuelan por la ventana,
lo no logrado es evidente
cuando no es ayer ni mañana.
No me relaja el silencio
ni entiendo ser oportuno.
Negaré lo que no he pensado
defendiendo lo imaginado.
No me atienen las consecuencias,
no me llevan los indicios.
No guardo lo que me olvido
y celo lo que no recuerdo.
Jamás jalaré la tijera
que corte el hilo de sus miedos,
y posiblemente nunca se fíe
de lo que evito ser despierto.
No probaré elucidar
lo que tanto ha callado.
No habrá acertijos, ni velos
ni fracasos inaugurados.
No entiendo mucho su tiempo,
ni su edad, ni sus motivos.
No habrá qué mostrar, ni quién vea,
si la abandona el deseo.
Sin rincones imperceptibles,
precipicios, ni peligros.
Hay un tiempo que no es mío
y garantías que no poseo.
Volveré sobre sus ojos
para podar sus misterios.
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