Preso aun del dolor
al que me sabe su urgencia
me desmadro para sortear
los caminos infames
que me proveerán olvidarla.
Ni la intuición
ni la adivinación
me sirvieron para ajar
el descarnado momento
en el que ya no cuento.
Nada me sabe peor
que este último rito
en el que debo tatuarme
que ni en escuchar o decir
reside alguna importancia.
La bisagra chirriará a voluntad.
La estupidez se estivará uniforme.
La insolencia solerá repetirse.
La pulsión rayará mis ganas.
La invalidez valdrá dos resistencias.
Vaya ingenuidad el permitir
cuando cobró peligro la palabra
y los trastornos tornaron
con dolor ordinario el sueño
de dormir en el que ya no creo
Uno más del anecdotario
y otra canallada mientras
se quiebran los arbustos
y las hojas desechas
de una agenda sin citas.
Asi ando hoy
mañana quizás no importe
mañana quizás no.
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