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Mostrando entradas de septiembre, 2008

Es mentira

Apoyó el mate, el termo con agua caliente, unas tostadas sin manteca, el frasquito de arándanos que usabamos de azucarera, un repasador y un cenicero. Después se sentó en la mesa, justo frente a mí. Yo estaba leyendo uno de esos libros que me gustaría haber escrito. Me lo cerró y comenzó a hablar al mismo tiempo que me alcanzaba un mate caliente. - Mirá mi amor, hace tiempo que quería decirte esto. Esperé bastante a que cambiaras solo y que te dejaras de joder, pero te empeñaste en no hacerlo. Sé que no te va a gustar lo que vas a escuchar, pero ya te pasaste de la raya. También sé que cuando termine de decírtelo no vas a querer estar más conmigo o yo no querré estar más con vos, eso me duele mucho. Aún así considero que es más importante decírtelo, porque ya no lo aguanto más y creeme que lo hago por vos. Yo sé que no es verdad que tu mamá te hacía la leche con cacao y café instantáneo, como les hacés creer a todos los amigos de nuestra hija que vienen a merendar a casa. Tampoco es

1.30 am

La una y media de la madrugada era muy tarde para que alguien se prendiera al timbre como un idiota. Estaba sentado en mi PC escribiendo un email y de pronto me sobresaltó el timbre que no paró de sonar por unos cuantos segundos. Tantos y más de los que me demoré para encontrar las llaves. Protesté hasta lo indecible. Debía ir a ver quién estaba en la puerta, aunque seguramente era algún trasnochado que se creía muy listo jodiendo a esa hora y jugando al ring-raje. Ya cuando era un pendejo, me parecía una boludez grande como una casa ese juego pelotudo. Crucé los quince metros del pasillo despacio, el plan era abrir la puerta de golpe y encajarle una buena patada en el culo al que estaba del otro lado y del que pude divisar la sombra por debajo gracias a un auto que pasó lento por la calle. Era curioso que no se fuera de una vez. Metí con mucho cuidado la llave en la cerradura, pero no pude evitar hacer ruido al intentar abrir. - ¡Gustavo dale abrime, soy yo! - No reconocí la voz au

Me dolerá

Como la tinta que me desangrará en cualquier momento. Como la flor que se incendiará en los labios amurados. Como el papel que se arrugará en el universo de penas. Como el dolor que me paralizará en el desafío temeroso. Como la cruz que se imprimirá en tu nombre a sabiendas. Como la mesa que me sostendrá en el sosiego del alcohol. Como la noche que no pasará de mi en el juego de anhelarte. Así me dolerá cuando no estés, con esta nostalgia a cuentas.