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Mostrando entradas de mayo, 2008

Sutilmente

Ya las estridencias del abrazo, habían superado el encuentro y tenuemente el agobio comía la prisa de mi paciencia. El color traslúcido del esperarla relativizaba su voz y el eco de sus anécdotas rebotaba lejos de mis oídos. Quien había partido no había vuelto al andén. Las ratas disfrazadas de palomas engullían las migajas de nuestros pasos cruzando en diagonal la plaza. De su mano la noche comenzaba a ser noche al fin y en principio debía hallar sutilmente un adiós irrevocable.

Fantasmas

...y esas ganas de llorar que me vienen todo el tiempo, desde hace no se ya cuánto tiempo.

revista ea

Entre el infierno y el cielo Bajó las escaleras como quién desciende al infierno a conciencia. En su cara no asilaba gesto alguno, sólo una mueca desesperada pero de larga residencia. No puedo decir que tuviera cansancio, sus pasos eran firmes. De a uno por vez, como si en cada uno se alejara por miles de un atrás que no propiciaba volver ni avanzar. -¿Dónde ir ya?. ¿Dónde ahora mismo?., -parecía preguntarse, en la nada que enfocaban sus ojos oscuros. -Perdón, ¿estás bien?. -¿Qué? -Te pregunté si estabas bien. -¿Quién sos?. -Vivo acá en el quinto. -Ah. Gracias, estoy bien. -¿Necesitas algo? -Si. ¿Me convidás café?. -Si claro. ¿Preferís en un bar o en mi departamento?. No hago buen café. -Prefiero no salir a la calle. Si no te molesta, es mejor en tu departamento. Subimos las escaleras y recorriendo el pasillo hasta mi puerta me pregunté si no estaba cometiendo un error. Miré de soslayo su rostro y algo me convenció de que no había peligro en su m

También fríos

Al sol le pesará el atardecer y como un anciano se recostará sobre el ocaso del día o la vida. Los árboles agitados apenas por un viento algo díscolo interrumpirán la vasta quietud. Desde mi ventana apreciaré la polvareda que te empujará hacia mi lugar, a veces recóndito. En mi mesa, el banquete que sacrificado en tu boca se desarmará poco a poco. En la pared un reloj sin pilas marcará la hora exacta sólo una vez, esa vez, al día. En mi cuarto la cama tendida y en mi mente la expectativa de tus pies fríos buscando los míos… también fríos.

Tira de morcillas

Llegué a la estación de autoservicio, estacioné el auto frente al surtidor número tres y le puse la manguera a la boca del tanque, marcando treinta pesos en el sistema de expendio digitalizado. El aparato se puso en marcha justo cuando suena mi celular con tu llamada enojada por mi demora. El surtidor numero tres falló y la nafta comenzó a caer de la boca del tanque hacia afuera, haciendo una mancha horrible en el costado de mi auto y en el piso. La mancha se fue expandiendo y mutando hasta transformarse en un terrorista afgano que con una ametralladora empezó a fusilar a todo lo que se moviera en la estación de autoservicio, luego volvió a caer desparramada y en unos segundos surgió de la misma mancha un irakí, armado con otro fusil a repetición, que siguió ametrallando todo el lugar hasta caer desplomado sobre el charco de nafta donde se proyectaban como en una película sobre el piso, imágenes de tropas norteamericanas y otros aliados llevando paz y democracia a esas tierras en las q

Diez años

Quizás toda la sensibilidad o toda la inteligencia no me alcancen. Quizás todo el amor del mundo o todas las atenciones no me alcancen. Quizás toda la sana intención o todas las torpezas no me alcancen. Quizás toda la sabiduría o todas las omisiones no me alcancen. Para decirte todo y cada cosa, para devolverte un poco, no más, de lo que recibo de tu vida. Esta es mi mejor sonrisa que es tuya por que por vos nace. Este es mi mejor abrazo que es tuyo porque aún te abarca. Este es mi mejor latido que es tuyo porque por vos sucede. Esta es mi mejor palabra que es tuya porque por vos se eleva. Diez años hija mía. ¡Diez años! De este amor que recién comienza y cumple hoy mismo ¡diez años!.

Por su vida

Ruego que me haya dejado porque ya no me ama. Espero que su intención no sea aliviar mi duelo. Deseo que no sea esta vez, la última vez que la vea. Es tan linda... Ojalá no cumpla aquello de que moriría si no está a mi lado.

La sorpresa

Llegará en su bicicleta, tras quinientas vueltas de pedal, más o menos. La encadenará a la reja, si piensa quedarse más de un rato. Estirará la falda y las mangas del vestido y el pelo recién lavado. Sacará de su bolso el paquete de delicias y lo pondrá en su palma. Tocará en el planta baja “D” anunciando su sorpresa y sonreirá anticipada. En el largo pasillo sonreiré con mis labios abarrotados de besos. Le abriré la puerta, contento como un niño vestido de domingo, y le diré: - Hola linda, no te esperaba!.

Hacia ella

Y en la mesa vacía una convicción de falso profeta. Y en la silla contigua mi bolsa de huesos desarticulados. Y en el vaso de vino agua salada de instados instintos. Y en la ventana constante un paisaje que muta y muta e inmuta. Y en la pared de celos la inefable conducta del desdén. Y en la biblioteca cansada respuestas a preguntas que no pienso. Y en la puerta divisoria una espera que no sucede por algo. Y en la cama destramada un ardid invasivo bajo la almohada. Y en el ambiente pagano el tiempo pasa con sombrero sin sombras. Y en el fuego crepitante arden utopías y versos y visiones. Y en el humo que respiro la insana conciencia de un desmayo. Y en la bruma callejera mi bicicleta se empeña en ir hacia ella.