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Mostrando entradas de abril, 2007

El héroe de la laguna

“Llegué a la laguna desconocida donde había muchas aves y por no saber de aves, imaginé que eran entes voladores que raptaban a los sueños. Repasé mi puño en ristre, galopé hasta donde estaban los entes con la bravura de toda mi energía más manifiesta, todas las aves levantaron el vuelo y acabé en el suelo. Quería volar y con mi puño acabar con aquellos terribles entes. Una mujer algo gorda sacó de sus alforjas de cuero de sapo, un remedio para curarme, dijo que era una pócima muy famosa que podía curarlo todo, pero olía tan feo que la convencí para que me dejase curarme con un bálsamo especial, hecho con agua de la laguna y una planta de los montes olvidados, llamada albahaca. Pronto me recuperé, estaba muy alegre por mi hazaña, pues había conseguido descubrir la laguna y que aquellos entes voladores se batieran en retirada. Me despedí con gracia y mucha cortesía, hasta la próxima aventura y me fui diciendo adiós con un sombrero que no era mío, pero me servía para la ocasión.” Debí ha

Necesito un cambio

Reclamo a quien escuche este pedido, a que por fin pongan todas las heces en los sacos de mi pertenencia. Ruego que desconozcan el paisaje sutil de mi infamia y jamás se atrevan a develar ese misterio que desconoceré hasta entonces. Suplico se me permita colgarme del rulo de esa estatua tan estática en la plaza de mi pequeña cama. Interpelo al mas osado de mis detractores, ya que su refugio le ha permitido estar ausente de mí. Invoco al milagrero de la feria para que me deparé un poco más de lo que estoy dispuesto a pagarle. No exijo un gran destino, sólo uno un poco más distintivo, con una cuota de intrepidez y buena suerte en las desgracias inéditas. Convoco a quienes desde sí no puedan asegurar, ni acertar, ni afirmar una razón; esa que se manifestó por cierto, desde la capacidad de improvisación que se desató cuando fueron acorralados. Pongo sobre aviso que intentaré devolverme a la cordura. Aunque no entiendo muy bien de que se trata, ni en qué me terminaré convirtiendo. Haré caso

Agobio

En mis tonterías se destaca la imposibilidad de lograr la calma, en la paz o el destemple de mi cabeza. Anduve con impunidad el camino del egoísmo para que aprendas a no demandar, a que no pidas lo que ya no entendí darte. Consumí los tiempos de la ingenuidad ocupándome en lo devastador de la subsistencia. Ya no puedo entender que vale la pena nada que produzca penas. Ya no puedo entender que es preciso animarse a lo que me consumirá el ánimo, las ganas y por sobre todo la voluntad. Hoy estoy algo positivo. Entiendo que no puedo sino aceptar con aprecio, lo que me has agasajado, aunque no deba deberte lo que de vos y tus voluntades surgieron. Es verdad, fuiste amable y por demás generosa. No es verdad que te haya pedido nada de eso. No sé si merecí tu atención. Pensalo de ésta forma, me presté a tu juego y creí de verdad que te agradaba darme aquello que ofrecías arengando sobre el gusto de mi recepción. Si reprochas, desoiré la razón. Si aún reprochas, entonces te volverás muda, quiet

Dormir de más.

El pasillo era largo como el devenir y la luz corta como el acierto. Seguramente habría escogido evitar entrar pero no hay cartones suficientes en las calles de hoy, y ayer me robaron un colchón. Rugía el ascensor su desgano, pero era de otro lado, de otro edificio sin puertas, sin pasillos y sin ventanas. Así se me ocurre que nadie bajaba de el y el no bajaba, ni subía, a nadie, solo rugía del otro lado del muro de este pasillo tan largo. Sostenido por la curiosidad, apenas sostenían mis ojos el sueño y apenas veían lo que apenas se podía ver y lo que a penas me sucedía. Tuve que dormir, aun a cuesta de no haber visto tanto. Dibujé en mi sueño una almohada, mullida, blanca, sumisa y una manta cálida, ligera, fractal. Me entregué a mi sueño confortablemente. Ya no me importó el pasillo tan largo. De seguro mañana será otro día y la ciudad me deparará tanta más ignorancia que ayer y en más, como siempre. Habrá desprecios en las esquinas desde ventanillas suntuosas. Me dejarán una moneda

Si esperas atenta

Sabrás por fin: Cómo vuelvo sobre todo, por todo. Mis después de antes, mis después de ahora. Mi integridad desdeñada y desaliñada. Cómo tiemblan los aires de mi aliento. Sabrás por fin: Sobre el niño que han matado a mis espaldas. Cuánto me he perdido en las ausencias. Porque duermo apenas cuando duermo. Lo que sé y no debería haber aprendido. Sabrás por fin: Las otras vidas que calentaron mis risas. Lo que quise saber de mi ignorancia. Que la maldita ansiedad tiene sosiego. Cuándo y cuánto me pierdo en los pensamientos. Sabrás por fin: De mi corazón destinado al sur del sin destino. Cuan inmensa es la luna que se ve desde mí. Cómo vuelvo siempre a sortearme en el amor. Porqué estremece mi cuerpo tu intención. Sabrás por fin: Oler mis humores y mis iracundas reacciones. Que la profecía no fortalece mi expectativa. Que no tengo fe en la violencia histórica. Que me vuelven las ganas, cuando se saciaron a gusto. Sabrás por fin: Arder en mi atención y en la muestra de mi desmesura. Volver

Aunque no quiera

Presentaste tu desparpajo. Dijiste sin mesura y hasta sin sentido. Se coló por tu boca, el fragor de derrotas previas. Tomaste mi brazo para escucharte de cerca. Adelantaste el paso para mirar el impacto. Robaste miradas que no te vieron. Estabas dispuesta, muy dispuesta, a que te recibiera como ni quisiera. Subiste a mis labios y los probaste, probando los tuyos sin esperarme. Trepaste a mi cuello y lo rodeaste, para confirmarte, para confirmarme. Desentendiste atenta mis palabras. Estremeció tu piel mi mano quieta. Buscaste referencias en la bañera. Asociaste historias de nuevas épocas. Vagamos. Fuimos andando sin orientes. Fuimos velando sin cuidados. Fuimos armando sin piezas. Fuimos cubriendo la pereza. Y bien, no pude amarte. Pero te fuiste antes de saberlo. Rezando a otro tus victorias; robando miradas de ojos ciegos; besando labios también sin besos; trepando al cuello del sindeseo; ignorando palabras con desvelo; buscando referencias de camafeos; inventando historias que no se

Igual que siempre

Ayer volví a ese pueblo, el que por omisión no habita en mis recuerdos. No sabría decir cómo llegué, ni qué camino llevó mis pasos, pero volví. En realidad creo que volví, porque todo me resultó familiar, como si en alguna ocasión se hubiese instalado allí y en mí, el no entenderlo. Cruce sus calles sin esquinas, doble sus pasos. Observé en sus vidrieras lo que no he podido y la imagen de quién ya no podré ser. La gente de antes en el lugar de ahora que es idéntico al lugar de siempre, al de antes, al del recuerdo, al del rechazo y el desconcierto. Tardé por cierto, el mismo tiempo en recorrer las mismas calles. Negué por cierto, el saludo a desconocidos reconocidos. Recreé el nombre de su olvidada geografía. Trepe sus muros inconclusos y pise el césped prohibido de la plaza de mi primer beso. Llegué hasta la ribera a mirar el río que no es el mismo, nunca el mismo, siempre marrón, siempre de paso, siempre mutando, siempre tan mío. De existir algo que uno puede valorar, de haber vivido

Hablarme en la madrugada

Habíamos vuelto sobre nuestros pasos una vez más. Jamás nos acostumbramos a resignarnos al fracaso, por eso volvimos. También por la adicción que se adquiere por aquello que logra poner sobre la mesa lo peor de nosotros mismos. Los vínculos de la descendencia no siempre logran mejorar la situación. Al menos en nuestro caso fué así. Aquella mañana de un lunes tan lunes, ambos renegamos de despertarnos juntos. Qué seguía sucediendo que eso aún sucedía?. Vaya uno a saber. Seguramente nos habían ganado nuestras negaciones. El día pasó sin vernos. La noche llegó para ambos. Puedo asegurar que como siempre la ciudad se había tragado las estrellas del cielo. Que el fuego y la desazón, nos impedía mantenernos quietos. El aire sabía a disgusto, a incomodidad, a inconsciencia. Los errores eran indivisibles y evidentes. El maltrato ganaba el tono de cada palabra o cada expresión. Mirábamos con sentencia y la hora de dormirnos, otra vez juntos, se devoró nuestra consciencia, por última vez. Aún re

Una sospecha

Asimismo la ciudad comenzó a descender y toda nuestra creación se ha hundido en la angustia. Ni nuestra plaza, ni nuestro banco pudieron ya ser divisados. Ni los árboles, ni el pasto verde. Ni la mansa calma, ni el rincón alambrado. Nuestras aves migraron. Nuestras flores… qué decir?. Las paredes de nuestro vientre se contrajeron. El olor de las palabras se disipó. Y nuestra hoguera nos consumió lentamente. Y nuestra alegría se desoyó. El eco se multiplicó en el recuerdo y fundamos fábulas. Hoy no podemos saber a ciencia cierta, Qué fue o cómo y mucho menos… Porqué?. Hay una sospecha que aún nos moviliza. Sólo una sospecha.

Antes de dormir

Me gustaría saber cuándo te instalaste aquí, en mis impedimentos, en el sobrecielo de mi incapacidad. Me gustaría saber porqué te has apropiado de mi intención, por el claroscuro de mis ambiciones. Me gustaría saber dónde te quedaste tan quieta, inerte sobre la calamidad de mis quietudes. Me gustaría saber cómo te permitís esto de disminuir mis elecciones, en el espejo de mi consideración. No se qué es lo que deseas. He estado allí lo suficiente. No hubo voluntad de propiciar. No tuviste el coraje. Dejame ir ahora que tus puertas no me abrigan y tu indiferencia me aniquila.

Tanto sinsentido

No hay sino una tierra. No hay siquiera una dimensión oculta. No hay almas sueltas, ni tierra de almas, ni dimensiones de almas, ni ninguna otra cosa. Hay solo esto. Sólo una existencia mezquina, irrecíproca. Hay apenas un desplazamiento de la voluntad, que recorre los cuerpos. Los cuerpos que nos reconocen. El cuerpo errante con el que nos reconocen. El que canaliza la razón y el frío de los tiempos. Por lo demás, hay sólo ésta existencia inexperta, improvisada. No podemos permanecer en éste cuerpo por siempre. Ni en otro, ni en nada. Sólo fundar una referencia, para habitar luego, y ya tarde, un recuerdo. Que será una enseñanza. Que será un legado. Que será un olvido refutable, discutible. La sabiduría tarde o temprano, será contradicha, descartada. Lo que la mirada descubra, será transformado, corrupto, contaminado. Las respuestas no hallarán preguntas. Las preguntas serán evidencias, banalidades. Los mitos de la alquimia no se superaran. La libertad es un mito. La zanahoria del bur

No estás.

Obligado a disminuirme me embarque en esto de ya no valorar más lo que aún, y asimismo, pienso. Tuve la suerte de echarme a rodar, pero abandonado por alguna razón, rodé cuesta abajo. He perdido, es claro, pero no me he mutilado. Raspé la vida de algunos pocos y seguí rodando sin más hacia no sé qué hondonada. Desconsolado me perdí en la ceguera que me produce llorar y por ello he tomado de la nada lo poco que me dio una mujer que al costado del camino se sintió involucrada. He dicho de mi llanto y lo he mostrado. Enjugue pañuelos como el mundo y me excuse cuando partí. Abrí mis brazos y me retraje luego de ver la espalda inmensa, que ni la noche traga, de la indiferencia. Pensé una vez más en vano y luego olvidé. Herido por la esperanza inabarcable me desangré y ya sin sangre hablé de amor, de penas, de alegrías y otras posibilidades que pronosticaran un cambio de aptitud. He probado respuestas a preguntas que no lograba expresar. Me equivoqué, sin dudas. Cada vuelta al planeta me ha

Cuando te atrevas...

Qué piensas al ignorarme?. Qué piensas de lo que dices?. Qué piensas de lo que prometes?. Que piensas de lo que esperas?. Te has fijado en el devenir?. Te has fijado en el bosque?. Te has fijado en el árbol?. Te has fijado en el desorden?. Sabes cuánto arde la hoguera despiadada?. Sabes cuánto más cerca puedes estar?. Sabes cuánto duele el dolor que se expresa?. Sabes cuánto duele el dolor que se oculta?. Vendrán días de respuestas y el viento no despeinará las lacias calmas y el sol no asediará el desconsuelo y el agua saciará ésta desgracia y el fuego reducirá a cenizas éstas preguntas. Espero que esto suceda al mismo tiempo, en el mismo instante… Cuando te atrevas a recibir, mi profundo respiro.

Suelo

Suavizar la pena. Subestimar los pactos. Subir a la cima. Sublimar la verdad. Subrayar la distracción. Subsanar las nanas. Subsistir a la culpa. Subvencionar las cuotas. Subyugar el motivo. Sucumbir al encanto. Sudar el deseo. Sufrir en silencio. Sugerir un destino. Sugestionar la razón. Sujetar el impulso. Sumar las ansias. Sumergir la voluntad. Sumir los celos. Superar el desconcierto. Suplantar la evidencia. Suplir el vacío. Suprimir la duda. Surcar lo fértil. Surgir intacto. Surrar al imbécil. Surtir efecto. Suspender el indicio. Sustraer la diferencia. Suyo ser... si fuera esto posible. Surreal.

Entonces...

A quién entienda

Deseo volver sobre éstas miserias, para mejorarlas. Tan despreciables, por vos, como pueda hacerlas. Tanto estorbo. Tanta mierda. Buscaré en el rincón de los tiempos y en mis distracciones lo banal, lo vacuo y lo inusual. Tejeré la bufanda que abrigue lo que callas, lo que no saben tus valentías: El temor del temor, de los tiempos el silencio, la carcoma. Vaciaré el cuenco de tus flujos. Romperé tu foto. Acallaré tus ecos. Borrare tu sombra. Llenaré tu ausencia. Pero sin despecho, sin resentimiento. No puedo evitarlo. Equivoqué a quién, pero no como. Equivoqué el hacia, pero no el desde. No recapitularé. Encontraré a quién entienda.

Seré quién deba.

Jamás suplicaré incesantemente a la que me detesta. Jamás treparé por el cuerpo que no me espera. Jamás inclinaré mi cabeza a pensar en su hombro contraído. Jamás desearé esa palabra que por naturaleza me es negada. Jamás encontraré la forma de convertirme en lo que espera. Jamás olvidaré el tiempo que ocupé en cicatrizar. Jamás duelaré mis muertes por sus manos. Jamás rogaré la eternidad entre sus piernas. Jamás comeré mi angustia para no inquietarla. Jamás dejaré mi infortunio en sus voluntades. Jamás engullirán mi carne sus gordos labios. Jamás potenciaré las ansias de su presencia. Jamás tranquilizaré mis miedos con sus consuelos. Jamás secaré sus lagrimas mías. Jamás cesaré de ser preciso en sus oídos. Jamás vendrán a mi las ganas de entenderla. Jamás saldré de mi en sus brazos. Jamás escucharé atónito sus sentencias. Jamás adelantaré el reloj ante la cita. Jamás olvidaré en sus labios mi último beso. Seré quién deba. Ojalá no olvide nuevamente estas certezas. Ojalá sus manos no m

Bienvenida

Necesaria, es muy probable que estas sólo sean palabras previas a algo que jamás suceda. Un salto al vacío real. El indicio de un próximo fracaso. Pero qué más da?. Ya a los cuarenta nada vale lo que antaño y ni siquiera es tan atrás el tiempo. Dicen de la mitad de la vida y lo cierto de ello es que en verdad ya se cuentan anécdotas de veintitantos y proyectos a futuro que bien podrían cumplirse en los próximos veinte. A saber, no se bien por donde comenzar y tampoco eso me importa mucho. Lo valioso es que es aquí donde me derramo, entre las letras, entre los errores ortográficos y de forma. Aquí es donde soy quien soy. Donde me ganan los temores a los que gano. Donde me duele lo indecible y me arropan mis pocas seguridades. Aquí me atrevo y me aventuro, en lo efímero de cada palabra y en lo eterno que a su vez encierran para siempre. Esta es la jaula de cristal que apresa lo que pretendo. No sé que estarás pensando ahora mismo y no me animo a adivinarlo, así que te dejo libre y ojalá