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Mostrando entradas de mayo, 2007

Un mal sueño

Según pude ver, los hombres y mujeres y niños bajaron en silencio, de uno en uno, sin demasiado interés. El blandía su arma con imprecisión y nerviosismo. No gritaba. Era evidente que ese era su viaje inaugural. El chofer hizo un movimiento algo precipitado y él, sin más, disparó una vez... y otra vez. Salió ensordecido caminado hacia atrás. Un policía gordo y desganado, lo tomó por la espalda, le quitó el arma y lo llevó consigo. El chofer, murió minutos después. Los hombres, mujeres y niños se fueron en silencio, de uno en uno, sin demasiado interés. Una ambulancia trajo a quienes retiraron el cuerpo. La ciudad no se detuvo ni un instante, como siempre. Desde mi ventana, miré una vez más la avenida que se recaotizaba. Me dispuse a dormir, con la certeza de que tendría, un mal sueño.

Nieto de nadie

No tuve abuelos en mi, por lo tanto poco puedo saber de cuánto un barco se mece desde aquella lejanía hasta ésta. De cómo ese barco es una pequeña Babel que une y luego, desune y une. De porqué el dolor del destierro es un dolor que nunca cesa. De cuál marrón es la nueva tierra llana que se pierde en el mar marrón. No tuve abuelos en mi, por lo tanto poco puedo sentir la extensa mirada de los recuerdos en la distancia. La lengua nueva o la lengua vieja que se resiste, deforma y forma. Lo inmediato que se construye para aliviar el agobio de cada día. El sabor del arrebato que consume el sueño y mitiga las promesas. No tuve abuelos en mi, por lo tanto poco puedo callar la furia de no saber que esperaron poder y no pudieron. La verdad que no es verdad sino la realidad mas llevadera. Lo que nos hace hiedra trepando muros evitando asir la tierra. El sonido de las olas que no arriman el mensaje que no trae una botella. No tuve abuelos en mi. No los tuve, qué pena.

Me volveré cenizas

Me entristece la corta edad del mendigo que hace un aro con su mano a través del vidrio. Aunque no cedo, a su pedido, me pregunto: -¿Acaso tiene caso cambiar algo?. -¿Acaso su destino será mejor que el mío?. Sonríe me hace un guiño y camina con el mismo aro de sus manos, hacia donde omito. Volveré algún día a plantearme esto pero ya estaré seco de sensiblerías y arremeteré. Nuestra suerte se precipitará en un chasquido y nuestros huesos y músculos, rotos y esparcidos. Un aro de sombra nos empatará y abarcará y cada casa quedará habitada por similares ausencias y habrá quién llore y quién siquiera nos recuerde. Cenizas del fuego que siempre funde se mezclarán con la tierra del silencio, y no llegaré más a aquella esquina, y no veré ese aro que me entristece, y no me preguntaré nunca más por la suerte. Adivino que hemos nacido de igual forma e igual y simultáneo será nuestro último designio.

Asi será

Me invento a cada momento un motivo, rememoro, recurro, reservo y recupero una nueva, aunque reconocida, causa que me permita un paso más. Hay oscuros pasajes y envenenados olores, curvas circulares y cruces sin barreras sobre los cuales es imposible llegar a nada... sobre los cuales es imposible volver. Es demasiado tarde para proseguir e igualmente tarde para desandar las causas. Nada puedo hacer cuando no sé cómo, ni dónde, ni porqué, ni cuál, ni cuánto. Ayer se detuvo el viento que me llevaba, no encuentro nada real en lo contiguo, no me importa si el silencio otorga, no puedo comprender ningún argumento. Hoy extraño el eco de tu fastidio, el clima de tu enojo evidente y tenso, la rota calma de tu aparente sosiego y la inolvidable acusación de tu fracaso. Mañana moriré por olvidarme cómo retornar y me fundiré en tu ignorancia, en tu desmemoria. No encontraré ya qué decirme, ni con que engañar esta falta de sentido. Así será desatinado, desamorado, mi destino.

Absorto

Llegó con la forma de un ejercito quemando aldeas y matando niños. Los hombres fueron muertos sin oportunidades y también vejadas las mujeres murieron. No hubo ojos desolados espectando, ni voces gimientes crepitando en el fuego, ni cronistas morbosos fotografiando la barbarie, ni muerte inútil, ni afueras con libertades. Era la vida el gran suceso inexplicable. Mientras yo contaba las monedas, esas pequeñas fracciones de poder que me permitirían, otro mes, tener un techo.

Inecuánime

Relatividad

Definición

Ma, me, mi, mo, mu.

Masas de cuerpos estrujados en una marcha manchada de rojo. Mesas de sepelios de animales cuya carne conforma el banquete. Misas de guardar para cuando no esté y para los que queden. Mozas de buen cuerpo en el que el deseo jamás la servirá en el nuestro. Musas de inspirar el temible deseo de saciar hoy, un mañana sin inspiración. Masas de agua de llantos que riegan los jardines del sometimiento. Mesas de leer para dejar claro el propio impedimento, la invalidez. Misas de culparse por algo que sucedió sin nuestro consentimiento. Mozas de mentes estrechas y tetas que no piensan pero cuentan. Musas de no venir cuando necesito mitigar el tormento. Masas de conquistas leves que miran vidrieras en un rito póstumo. Mesas de teléfonos que no suenan ni sueñan la espera interminable. Misas de requiem para aquel que dejo para los demás un pedido de perdón. Mozas de bares de copas que no borran besos malditos. Musas de zonas rojas para el placer de tener dinero para el placer. Matriz medio miserab

Donde desprecian los infiernos

Entonces vivía allí donde se desprecian los infiernos. Me internaba en mis pesadillas para romper los estigmas mientras en la antesala del crecimiento la ceniza de un cigarrillo, como una paloma, caía al piso y se desintegraba manchando de plumas leves el zapato de un forastero consignado a crecer hasta que entienda de qué forma debe sumirse a sus raíces y respetar las tradiciones de su pueblo. Mandatos inconcebibles en los que la desazón se mezcla furtivamente con el deseo de los cambios necesarios a la hora de que conciernan las diferencias de las muecas esquivas del conocimiento sobre los asuntos mas inefables de todo asunto y de toda esperanza fuera de los límites. Entonces vivía allí donde se desprecian los infiernos. Solía ganar pasos a algunos trashumantes que se dejaban llevar sin gracia ni estilo por los conductores homicidas que celebran navidades a costa de la extinción de otros que nada saben de cristiandad o de lo divino de la comedia o el drama o ambas cosas en un mismo i

Sería oportuno

Que no encuentre en Google las evasivas a las que tenga que apelar la próxima vez que me increpes por esta forma mía de andar por la vida incomodando a mis vecinos.

Ser uno más

Si en alguno de mis nacimientos hubiera acordado no evadir la suerte esquiva, probablemente el destino no hubiese atinado a desterrarme a estos estadios sin fronteras de un pensamiento que no logro elucidar. Es seguro que las partes en cuestión no cuestionarían mi decisión de desangrarme sobre la mesada de una cocina dónde se prepara el banquete de mis desgracias. Hubiese acordado de alguna forma que se me permita mearme de risa, cuando una exageración rocambolesca haga que me sorprenda de una verdadera nimiedad, sólo para desconcertar y poder irme por la tangente de tanta gente opuesta. Prometería algún sacrificio distendido y factible de parecer el arma que asesine los verdugos de la razón, aún a cuesta de algunas certezas. Claro que mentiría y mentaría sobre lo inutil de cuánto dolor sería capaz de resistir a costa, incluso, de la muerte de mi porvenir. Prometería no involucrarme en el asesinato de las vidas en las que no pueda renacer en consecuencia de una pena irresistible que se

Me quedó...

Una canción aprendida que no cantaré, dos alusiones a ilusiones vagas, tres formas de comprender lo inestimable, cuatro frases tontas para declamar solemne. Una confesión vacía y queda, dos pensados impulsos por el momento, tres poemas sin argumentos válidos, cuatro tangos que no mencionan el despecho. Una ventana circular que no circunda, dos libros que me propongo haber leído, tres días que nunca transcurrieron, cuatro historias de relaciones inconexas. Una divergencia insostenible, dos muestras de valores a retaguardia, tres credos disparados al azar, cuatro instantáneas de señales dadas. Una seguridad violada en el simulacro, dos groserías al olvido presto, tres castigos sin contiguos sudores, cuatro perdones sordos de empatía. Una comprensible gana de negarme dos veces mas a que vengas, por fin, con tres disculpas a derrumbar la resistencia que, cuatro días se tomó para perderte.

Inconexo

Preso aun del dolor al que me sabe su urgencia me desmadro para sortear los caminos infames que me proveerán olvidarla. Ni la intuición ni la adivinación me sirvieron para ajar el descarnado momento en el que ya no cuento. Nada me sabe peor que este último rito en el que debo tatuarme que ni en escuchar o decir reside alguna importancia. La bisagra chirriará a voluntad. La estupidez se estivará uniforme. La insolencia solerá repetirse. La pulsión rayará mis ganas. La invalidez valdrá dos resistencias. Vaya ingenuidad el permitir cuando cobró peligro la palabra y los trastornos tornaron con dolor ordinario el sueño de dormir en el que ya no creo Uno más del anecdotario y otra canallada mientras se quiebran los arbustos y las hojas desechas de una agenda sin citas. Asi ando hoy mañana quizás no importe mañana quizás no.

Ansío

Tras intentar una y mil veces traspasar el cristal que me separa de las libertades que construyeron mis sueños, por fín se me da a por confiar en decir lo que jamás he callado en actos, pero que siempre he ahogado en dichos. Ansío una verdad que me lastime la frente.

Nuevo punto de partida

Trasvasado por la noche, por la lluvia y las palabras, me recupero devuelto a este espacio en el que me reintegraré, aún a costa de nuevas imperfecciones e imprecisiones. Absorto en la danza de las palabras que elucidan dolores, miopías y oscuridades, me sucedió lo de siempre: la desintegración. Esa manía de derramarme mercurial. De mostrarme y demostrarme, cuando la noche se detiene y las mismas palabras se adueñan de todo para transformar la sucesión del tiempo. En el descubierto de mis suposiciones me he dejado llevar por verdades desconsideradas que con descarno se atreven al desafío de nuevas, vagas y prematuras interpretaciones, ¿pero qué más da cuando lo que se concibe es por fin algo en si mismo y a la vez algo en mi mismo que ya no me pertenece, a menos que lo tome para renutrirme?. Por mucho tiempo me vanaglorió la idea original y la forma de mis concepciones, hasta que logré atender y entender aquello que en verdad sucede en los despojos: Lo que fuere se ha echado a rodar y

Sobre sus ojos

Otra vez el sol o la noche se cuelan por la ventana, lo no logrado es evidente cuando no es ayer ni mañana. No me relaja el silencio ni entiendo ser oportuno. Negaré lo que no he pensado defendiendo lo imaginado. No me atienen las consecuencias, no me llevan los indicios. No guardo lo que me olvido y celo lo que no recuerdo. Jamás jalaré la tijera que corte el hilo de sus miedos, y posiblemente nunca se fíe de lo que evito ser despierto. No probaré elucidar lo que tanto ha callado. No habrá acertijos, ni velos ni fracasos inaugurados. No entiendo mucho su tiempo, ni su edad, ni sus motivos. No habrá qué mostrar, ni quién vea, si la abandona el deseo. Sin rincones imperceptibles, precipicios, ni peligros. Hay un tiempo que no es mío y garantías que no poseo. Volveré sobre sus ojos para podar sus misterios.

Me das ganas

“En el espacio de este minuto que dura la iluminación de una mentira, me construyo un pensamiento de evasión, me precipito sobre una pista falsa que mi sangre indica. Cierro los ojos de mi inteligencia y, dejando que hable en mí lo informulado, me brindo la ilusión de un sistema cuyos términos me sería imposible asir. Pero de este minuto de error me queda el sentimiento de haber hurtado algo real a lo desconocido. Creo en las conjuraciones espontáneas. En las rutas hacia las que mi sangre me arrastra no es posible que algún día no acabe por descubrir una verdad.” A. Artaud: Un diario del infierno. A saber: La ciudad nos negó sus ojos aunque no su piel y desandando una geografía irrepetible nos abandonamos a las palabras que conformarán los eslabones de un factible grillete sin tragedias, pero por sobre todo sin voluntades planificadas. Aprobé y respeté tus habilidades que evidenciaron esa forma de escuchar mucho, antes de hablar un poco menos. Pero en lo sintético de tu relato he podi

Sobre su hambre

Vuela hacia mi para rodearme para develarme me inhibe Se acerca tanto que hasta desaparezco me deshago me derramo Se suspende en silencios arremete se desdobla me aturde Finalmente me asalta gana mis ganas arrebata mis labios y salta hacia atrás Se aleja tanto que no me queda sino relajarme solo un instante Vuela hacia mi para rodearme para develarme me inhibe extiendo la mano se posa cierra los ojos se vuelve hacia mi y me engulle En su vientre rojo me aquieto no me animo a más y la acaricio

Hasta siempre

Y el ave extraña reapareció extrañosa extrañada Habia alli mucha sangre todo alli era rojo toda alli mi sangre y el ave y mi sangre y ella Destemplada por la intolerancia se avalanzó con desidia con orgullos y lanzó vomitó un zarpazo Logré sentirla temblaba desde antes no por esto sino por la sangre “El sacrificio” Sus dioses sus paganias sus idolos aplaudieron Mas aún al caer todo rojo todo sangre todo mercurio Abajo el circulo la evidencia el descuido y otra muerte La mía y sus caprichos No esperaba esto ella y ya la sangre no era el plan no se puede desangrar lo desangrado Rabió desde lejos desde lo alto y trepó a su cima su nido sus soledades sus contratiempos Otra vez logre escapar. Hasta cuándo? Hasta siempre

Para que no regreses

Nuestra memoria de emociones ya cuenta con un vasto antecedente. Recreo, en este espacio temporal de ausencia, algunos de los sonidos de tu sonrisa celebrando una ocurrencia significativa. El olor de tu perfume en las largas charlas, que como una especie de bálsamo encantador hace que te hable con atrevimiento y responda, sin sustento mayor que la improvisación, algunas de tus formas de escudriñarme. Puedo notar aquí y allí la niebla de algunas dudas y misterios que espesaron el ambiente con discusiones de sostén. Algunas partidas involuntarias e invitaciones a dejar, sin más, tus espacios. También algunas ganas de irme aún cuando quedarme era lo oportuno. De crear un anecdotario no debería faltar un minuto de silencio y un duelo sentido para las lágrimas nuestras que ya no nos pertenecieron tras precipitarse por el pómulo henchido de sufrimientos replicados. Cuento también fojas de molestias que fijan precedentes y enojos manifiestos para inaugurar el crédito que necesita nuestra desb

Una velada otoñal

Acaso suceda una velada otoñal. Abril parsimonioso despojará a los árboles de su follaje con desgano, demorado por la revolución climática del sobrecalentamiento. Por la ventana, el barrio comenzará a descubrirse lento, apacible, mientras se despuebla de gente que rumbo hacia ningún lugar conocido por mi, dejarán las calles a merced de la hojas cobreadas o doradas que se desplazarán por voluntad del viento. La lluvia regará con ahínco, como si se resistiese a que el otoño irremediable termine de dibujar el esqueleto escuálido de tipas, fresnos, gomeros y jacarandaes que, parados en la vereda no harán sino entregarse al desabrigo imposible del invierno que en nada se hará de la ciudad, el barrio y cada rincón de tu zona. Probablemente algún furtivo pensador podrá imaginarse al contemplar tu ventana que allí dentro, como siempre a contracorriente, me dispondré a tu voluntad de por fin invitarme a recorrer la extensión de tu piel suave, dulce, sabia, ávida, morena. Ni la noche ni el día t

Una pausa

En el asilo del desconcierto que me produce el no poder entender la mayoría de las cosas, me dispongo a hacer una pausa, un poco más de tiempo para pensar en esto. Un recreo a la inmediatez que cada día se come mis días y el de tantos otros. No tengo un fin necesario, ni un objetivo real, solo la imperante necesidad de un segundo en el tiempo del mundo para mirar fijamente y detener el vértigo obligado de todo cuán voraz es este mismo instante. Ha pasado ya por mis ojos, tanto que no he sido capaz de ver, que temo haberme perdido más de lo que aprendí, de lo que adquirí y de lo que me sensibilizará para el resto. La carrera es insostenible, demasiada precariedad para que resulte en algo o, mejor dicho, para que se llegue por fin a alguna parte. Vivimos saltando al vacío como si eso fuese acaso un objetivo. Nada se sostiene porque nada cuenta, la iniciativa es el soplo con el que dispersamos cada instante. Nada podrá ser ni antes ni después, pero si no hacemos una pequeña pausa se queda

Dirigirte la palabra

- El silencio de tu ira me sabe a lo peor que puede pasarnos. Necesito que comprendas, soy un pequeño racimo de desaciertos, pero no me molesta y no quiero sacar carné de certero, mi vocación de errante aplica interés a toda ésta atmósfera de misterios. No es que no pueda entender lo que te molesta, ni lo que en definitiva querés de mi, pasa que no tengo ganas de cambiar. Deberías tomar en cuenta que nunca he prometido adaptarme a nada que no considere desde mi mismo. Puedo llegar a ser tolerante y hasta condescendiente en algunas cosas. Acompañarte en todo lo que quieras, sostenerte, potenciarte y quizás, hasta hacerlo por vos o al menos allanar aquello del camino que logre percibir y comprender. No me gusta que te enojes y te refugies en el silencio, no está bien; lo que calles se transformará indefectiblemente en algo mucho más grande e irremediable. ¿Me estás escuchando?. ¿Te preguntaste acaso qué podría hacer yo si en alguna oportunidad no me reconozco interpretando el rol de éste