Su imagen se diluye en el barro que trepa por su cuerpo desde sus pies descalzos. Su grito se esfuma en el bramar del agua que arrastra a sus críos aún dormidos. Su mirada enloquece mientras gira y sus manos no llegan a atrapar las pequeñas manos. Después, apenas un instante después, el silencio a bocanadas duras y un brazo que la sujeta a su pena. Después, apenas un instante después, una pesadilla para siempre y un juguete que traga la corriente.
Habitaré tibiamente tus entrañas para salirme y volverme minúsculo, incompleto, ínfimo. Llenaré de silencio los mares, cruzaré de lado a lado la tierra. Volveré mi vista una y otra vez, para descifrarte y encontrar el canal que me devuelva. Lloraré mis dudas. Me haré más en vientres extraños, para ver el ciclo y elucidarlo. Abdicaré. La tierra me hará suyo, y me abandonará en lágrimas y sudor el agua. El viento me llevará consigo a dispersarme en otros ciclos. El fuego flameará mi olvido. GOC.