Que no encuentre en Google las evasivas a las que tenga que apelar la próxima vez que me increpes por esta forma mía de andar por la vida incomodando a mis vecinos.
Llegó con la forma de un ejercito quemando aldeas y matando niños. Los hombres fueron muertos sin oportunidades y también vejadas las mujeres murieron. No hubo ojos desolados espectando, ni voces gimientes crepitando en el fuego, ni cronistas morbosos fotografiando la barbarie, ni muerte inútil, ni afueras con libertades. Era la vida el gran suceso inexplicable. Mientras yo contaba las monedas, esas pequeñas fracciones de poder que me permitirían, otro mes, tener un techo.
No siempre es una molestia, para los vecinos digo...
ResponderEliminarSaludos