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No estás.

Obligado a disminuirme me embarque en esto de ya no valorar más lo que aún, y asimismo, pienso. Tuve la suerte de echarme a rodar, pero abandonado por alguna razón, rodé cuesta abajo. He perdido, es claro, pero no me he mutilado.

Raspé la vida de algunos pocos y seguí rodando sin más hacia no sé qué hondonada. Desconsolado me perdí en la ceguera que me produce llorar y por ello he tomado de la nada lo poco que me dio una mujer que al costado del camino se sintió involucrada.

He dicho de mi llanto y lo he mostrado. Enjugue pañuelos como el mundo y me excuse cuando partí. Abrí mis brazos y me retraje luego de ver la espalda inmensa, que ni la noche traga, de la indiferencia. Pensé una vez más en vano y luego olvidé.

Herido por la esperanza inabarcable me desangré y ya sin sangre hablé de amor, de penas, de alegrías y otras posibilidades que pronosticaran un cambio de aptitud. He probado respuestas a preguntas que no lograba expresar. Me equivoqué, sin dudas.

Cada vuelta al planeta me ha retornado al mismo lugar y en las mismas condiciones. Estremecido y entumecido, absorto, me fui dando por vencido. No estás en ninguna parte y ya no me atrevo a buscarte dónde estés. Mejor dicho, ya nada me da igual. Me daré por hecho sólo contigo.

Comentarios

  1. Formidable, excelente, mucha profundidad, mucho sentimiento. Gracias por compartir tus pensamietos mas intrinsecos.

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  2. Gustavo,
    he rodado por la vida regresando al mismo punto. Siempre termino igual: sintiédome "innecesaria" deshecha, inacabada sin él...
    Y ni siquiera puedo tener su camiseta bajo la almohada.-)

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Como siempre

- Fijate en la alacena, hay fideos moñitos y medio paquete de harina triple cero justo al lado. - ... - ¡Pero! No puedo creer que no lo encuentres. Abrí la otra puertita. Fijate que hay un tarro con arroz y un frasco de mermelada que ahora tiene orégano. Tiene que estar por ahí. Subite a una silla, que vas a ver mejor. -... - ¿¡Será que tengo que ir yo!? Vos jugás con eso. Sabés que siempre termino haciendo todo por vos y eso te gusta. Así nunca vas a independizarte o aprender a resolver las cosas... -... - ¿Viste las llaves? Suena el timbre. Nunca sé dónde dejo las llaves. ¡Acá están! Esperame un poco, voy a abrir la puerta. - ... - ¡Hola mi amor! Dale, pasá. - ¡Hola papi! Dame un beso. ¿Con quién hablabas?. - Con nadie hija, sólo jugaba a que ya habías llegado. - ¡Ay, papi! ¡Pero qué ansioso! - y me abrazó... como siempre.

Cicatrices y muecas

Es verdad tengo la ceja partida e implante dental, ocho piezas de fina porcelana. Tengo muchas cicatrices cosechadas en épocas de furia, cuando fracasé en arreglar el mundo con mis propias manos. Tengo partes de mi cuerpo que sí puedo descubrir, pero no describo, por pudor. Tengo partes de mi cuerpo que no puedo describir, pero sí descubro, por pudor. De lo que perdura tengo esta mueca sin cicatrices. Se reproduce por si sola y bastante a menudo. ¿Ves?, es así. ¿Te gusta?, sí que es linda. ¡Quédatela!, tengo varias. ¡Mira, acá tengo otra!. Las demás muecas sólo representan lo demás... gestos indigestos.

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