Como un libro mojado
en los maderos de un banco mojado
de una plaza desarbolada y recién llovida.
Como la voz agitada
en el auricular de un teléfono público
al que alguien llamó demandando atención.
Como la pluma de paloma
en la alcantarilla de una boca de tormenta
a la que un taxi empuja con su turba hacia el vacío.
Como el carromato de circo
que quedó abandonado en un baldío
después de siete funciones en la ilusión de un niño.
Como el borracho dormido
en el portal de una tienda de frazadas
borracho por la condición de dormirse en alguna parte.
Como el sol de la mañana
que alumbra generoso la piel de una anciana
que ya no despertó abandonándose en su cama.
Si así me sintiera esta noche
estaría desolado como el cielo ennegrecido
al que la luna ausente abandonó sin despedidas.
Me gustó, Gustavo.
ResponderEliminara mí también, pero la palabra esta, en la última estrofa, no lleva acento.
ResponderEliminarGracias Carlos. Corregido. Ya ves que es sólo un intento...
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