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Nochebuena con amigos (3)

Lunes 24 y Martes 25 de Diciembre de 2007

El timbre sonó seis veces seguidas a las 19:55, empezamos muy bien. La puntualidad es algo que siempre hay que valorar. Tuve un pequeño inconveniente para encontrar las llaves y la ansiedad que ya tenía se multiplicó en un instante. Las encontré!. Los quince metros de pasillo que me separan de la puerta de calle, los hice sin registrar cómo, en mi cabeza sólo pasaban imágenes vagas de ellos, mis amigos que venían a pasar conmigo la nochebuena. No logré ni un segundo salir de un estado de excitación, que viéndolo con cierta distancia quizás fue exagerado. No importa eso ahora. Lo que importa es que cuando, por fin, abriera la puerta allí estarían, en el siguiente orden: Daniel Álvarez (DA), Enrique Sierra (ES), Pablo Bongiovanni (PB), Daniel Díaz (DD), Guillermo Pujadas (GP) y Adrián Calzone (AC).

Un momento antes de abrir la puerta, eché manos a mi bolsillo para controlar que los sobres, estuvieran en ese mismo orden. Por suerte todo estaba bien. Abrí y no pude contener la emoción... allí estaban parados los seis. Nunca fui de mezclar a mis amigos en un mismo lugar y a una misma hora, por lo que, hasta parecía que, era normal que no estuvieran charlando entre ellos, puesto que no se conocían. Los abracé emocionado y les entregué a cada uno su sobre, a la vez que los iba presentando unos a otros. Uno de ellos comentó que le había parecido extraño que todos tocaran el mismo timbre, uno detrás del otro. Supongo que éste comentario era de DA, ya que siempre era de reparar en esas cosas y además era el primero en mi listado, por lo que por añadidura se desprende que fue el primero en llegar. Antes de entrar, con mucha cautela y atención, verificaron el contenido del sobre que les entregué. Todo estaba en perfecto orden.

Mientras cruzábamos el largo pasillo, me palmearon y, entre risas y afectuosos empujones, me dejaron saber que a cada uno les alegraba que me decidiera a convocarlos para que celebremos juntos la nochebuena. Yo también los empujaba , al tiempo que les pedía disculpas porque el asunto de la cena se me había complicado un poco, por la ansiedad había olvidado por completo, sacar del freezer, los pollos con que los convidaría y la verdad, no tenía mucha idea de cómo descongelarlos rápidamente. También intenté excusarme diciéndoles que había comprado suficientes cosas para ir picoteando antes de la cena y que tenía las ensaladas casi listas, sólo faltaba que las condimente. Me aliviaba que a ninguno le parecía importante mi contratiempo. Todos coincidían que llevaban una vida sin verme y estaban ansiosos por saber de mí. Entramos a mi casa.

Debo reconocer que pequé de humilde cuando les dije:
- Bien... esta es mi casa... es humilde y sencilla... espero que se sientan cómodos. Gracias por venir.

Ponderaron mi casa con tantos halagos que fue a partir de eso, que ahora la veo como a un pequeño palacio. Aún hoy, a más de tres días de lo sucedido, conservo esa convicción.

DD – A esto le llamás “Humilde”?!... Mirá qué buenas sillas que tenés!. En mi vida había visto unas sillas de pino tan lindas!. Parecen baratas, pero están muy buenas!.

ES – Bueno.. él siempre fue así... Miren que buena que esta la heladera!.

GP – ¡Eso porque no vieron la pileta que tiene en el patio!.

AC – ¡¿Qué?!. ¡No me digas que tiene pileta!.

- Tranquilos muchachos esa es la Tiburoncito de mi hija... me gustaría que no se metan... puede ser?. Como verán es para niños...

DA – ¡Hey!. Miren lo que es ésta compu!. ¡¿Tenés conexión a Internet, no?!.

- Bueno sí... recuerden que trabajo desarrollando programas...

PB – Eso... contános bien a qué te dedicás.... Vos hiciste de todo en tu vida!. Uno nunca puede saber con qué te andarás ganando la vida!... Dale contános!.

- Bueno... no es fácil de explicar... hago software de gestión que se ejecutan por medio de llamados de procedimientos remotos a través de protocolos UDP o TCP/IP, utilizando distintas plataformas tecnológicas, incluyendo la Internet, por supuesto. Mi enfoque se centra en que todas las tareas de una empresa pueden ser simplificadas a través de la informática y a su vez el personal que está vinculado a cada empresa y es responsable de la ejecución y/o control de tal tarea, no tiene porqué asistir a un lugar de trabajo determinado. Con la Internet cualquiera puede hacer su trabajo desde donde le dé la gana. En pocas palabras desarrollo sistemas de workhousing y trabajo outsourcing, fuera de las empresas, claro.

Las caras de los seis me indicaban que me había excedido en la respuesta y era bastante probable que ninguno había logrado entender nada de lo que había dicho o lo que era peor, yo no había conseguido que me entiendan. Lo cual es un verdadero problema en casi todos los ámbitos de mi vida. Siempre me costó mucho lograr que me entiendan. Pero esto no viene a cuento. Miré de nuevo sus caras y me pregunté: -Cómo remonto esto?. Por suerte no fue necesario.

GP – Está bárbaro!. Eh, vos... PB!. Contáte un chiste, dale!.

PB – Escuchen éste...

- Perdonen tengo que ver el asunto de la cena.

GP – Perfecto!. Mientras traete algo para ir picando y si tenés... algo para ir aclarando la voz... no sé... un vinito quizás?.

Todos (TD) se rieron y asintieron. GP siempre fue muy ameno y muy expresivo y eso no era distinto en ésta ocasión.

TD – Eso!. Marche un vino camarerooo!!!.

Fui hasta la cocina, preparé una bandeja con vasos. Abrí dos, de las seis, botellas de vino que tenía. Preparé rápidamente una tabla con algunos fiambres y me las arreglé para llevar todo de un solo viaje. Cuando llegué a la mesa todos me ayudaron a acomodar las cosas, mientras no podían parar de reírse por el chiste que había contado PB. También comencé a reírme, aunque era porque me tentaba la risa de AC. La verdad que no recordaba que AC tuviera una risa tan contagiosa. Lástima que me había perdido el chiste.

- Me lo perdí!. Contáte otro, por favor.

PB – Se saben el del jorobado que estaba meando?!...

- Sí, me lo sé.

TD – Nosotros no... contalo!.

PB – Resulta que había un jorobado que estaba meando en un baño público. Viene un flaco y se pone a mear al lado, y mira el miembro impresionante del jorobado sin poder sacarle los ojos de encima. El jorobado, medio cabreado, le dice: -Qué mirás?. Te gusta?!. A lo que el flaco le contesta: -No, para nada!... pero si yo tuviera una de esas, me la estaría chupando todo el tiempo!. Entonces el jorobado le dice: - Y vos porqué te crees que me quedé jorobado?!.

Todos se despanzurraban de la risa, pero a mi me parecía que me lo habían contado con más gracia. De todas formas lo que me sorprendía era verlo a PB en esa situación. Estaba casi seguro que antes no sabía contar chistes, y si bien a mi, no me había causado gracia, la verdad es que no lo hacía nada mal. Aproveché que ninguno podía parar de reírse, para ir a la cocina y ver cómo resolvía el asunto de los pollos.

Probé con ponerlos debajo del chorro de agua caliente y no conseguí ningún resultado satisfactorio. Tampoco intentando cortarlos en trozos, no había modo de meterles un cuchillo, por cierto, no tengo ningún cuchillo que pudiera servirme para cortar nada que no sea pan o carne ya cocida. En el living-comedor, mis amigos, sí que se la estaban pasando bien. Al aparecer no sólo era PB el que contaba chistes, sino que se había armado un contrapunto bastante divertido, a juzgar por las risas y los golpes en la mesa que se escuchaban desde la cocina. Si bien ambos ambientes son contiguos, entre el ruido de la heladera y el de la canilla o los trastos de la mesada, no me era posible escuchar de lo que se reían.

AC – Eh!, Gus traete otra botellita y ponete algo de música!. Dale, no seas amargo!.

Abri la tercer botella y se las acerqué a la mesa. Antes de poner música les pregunté cuál artista era de sus preferencias. Ninguno de los que me pidieron lo tenía y lo que es más grave, a muchos ni siquiera los conocía. Aclaro que soy, o me considero, un melómano y que poseo en mi ordenador mas de cinco mil discos digitalizados que me he bajado de la Internet. Por suerte tenía unos discos de salsa y eso les agradaba a todos, incluso a mi.
Mientas buscaba los archivos de música y mis amigos seguían riéndose, repasando los chistes que ya habían contado, sonó el teléfono que no podía encontrar, no sólo porque no tenía ni idea donde lo había dejado, sino porque además intentaba pescar de que se trataban algunos de los chistes que tanta gracia les causaban, al mismo tiempo que ejecutaba el reproductor de mp3 de mi ordenador. Sin poder pescar ningún chiste, encontré el teléfono.

- ¡¿Hola?!... ¡¿hola?!...

- ¡¿A que no sabés quién habla?!. –juro que en mi vida había escuchado aquella voz. No conocía y, por ende, no tenía ninguna amiga con acento centroamericano. Tampoco recordaba haberme cruzado siquiera con alguien que pudiera tener la voz tan amigable como quién estaba al teléfono.

- Perdón?... creo que hay una confusión. Con quién quiere hablar?.

- Hablo con Gustavo C.?.

- Si, él habla!.

- Hola hermanito queridooooo!!!. Soy Charo, tu hermana preferida!.

- Insisto en que hay una confusión. No tengo ninguna hermana con ese nombre!.

Puse la mano tapando el micrófono del teléfono y le pedí a mis amigos que bajaran un poco el volumen de su canto con el que le hacían coro al tema que estaba sonando, el cual no podía distinguir por los gritos de ellos mismos. Me hicieron poco caso. Salí al patio y luego al pasillo.

- Perdone, pero estoy con unos amigos festejando la nochebuena. Le decía que me parece que debe haber una confusión.

- Lo escuché chato!. Para que lo venga entendiendo. Lo llamo de parte de AMADO. ¿No le ha dicho la secretaria que le conseguiría un plus?. Pues aquí tiene, este es el plus. Haré de su hermana todo el tiempecito que usted disponga bonico!.

Si bien todo sucedió velozmente en mi cabeza, no dejé de vivirlo cómo un aterrizaje forzoso. Ya estaba en medio de aquello y no era momento de echarse atrás. Así que, qué mejor que seguir?.

- Hola linda!. Una cosita...

- Si, le escucho.

- Podrá llamarme en unos treinta minutos?.

- Usted manda, chato!.

- Otra cosita...

- Ya!. Le escucho...

- Podría hacerse llamar Virginia?. Mi hermana preferida se llama Virginia. Gracias.

- OK!. Lo llamo en terinta minutos chato. Siga con sus amigos, que se escucha que se la están pasando fenomenal!. Hasta luego, hermanico...

Colgué el teléfono con una sensación rara y fui directo a la cocina. Mis amigos habían resuelto ver si ellos, podían hacer algo con los pollos. Los habían prensado con la tabla de madera, entre la heladera y el piso. Eso sirvió para quebrarlos y así trozarlos, aunque accidentalmente se quebró la tabla y una de las patas de la heladera. Por suerte AC que es muy listo, la equilibró con los mismos pedazos de madera de la tabla y casi no se notaba la rotura. Se reían con ganas haciéndose distintas bromas con los trozos de pollo. Realmente eran muy divertidos, aunque no me gustó que dejaran caer los trozos al piso y no los lavaran después de levantarlos. Preparé la fuente del horno con los trozos de pollo, embardunados con mostaza, los salé y los puse a cocinar a fuego rápido. Mis amigos habían subido a la terraza y cómo no los escuchaba casi hablar, respiré con cierta tranquilidad recién adquirida.

Acomodé la mesa que había quedado algo desordenada, necesitaba lavar los vasos ya que no tenía otros. Bajé un poco la música y acomodé las sillas. Cuando estaba de vuelta en la cocina, lavando los vasos, vuelve a sonar el teléfono. Esta vez sí era equivocado, así que volví a la cocina. Ya eran las diez de la noche. En mi mente daba vueltas la palabra AMADO y su significado.

Mis amigos bajaron de la terraza muy animados, ahí noté que se habían llevado la cuarta botella a la terraza y que tomaban el vino directamente del pico, pasándosela de uno a otro. Pasaron por mi lado casi sin reparar en mi. Uno de ellos se demoró un momento y me habló, con tono bajo.

DA – Hey Gus, todo bien, no?. Pero esto de que todavía no esté la cena, complica un poco las cosas. Sabrás entender!. En AMADO nos dijeron, a cada uno, que cenaríamos tipo 21.30 y que a partir de ese momento debíamos ponderar la cena y alentarte a que nos cuentes algunas anécdotas. Nos dijeron que ya lo sabías. Fijate cómo hacemos, si tenemos que seguir con el entretenimiento tendrás que considerar algunos extras... entendés, no?. De lo contrario vení a contarnos algunas historias hasta que esté la cena.

- ¿Cuánto me cuestan los extras?. Creo que me lo dijeron, pero no recuerdo.

DA - Bueno. Los chistes cinco pesos y las anécdotas diez pesos. ¿Qué decís?.

- Es caro... incluyan 3 chistes y dos anécdotas. ¿Puede ser?.

DA – OK!. Las anécdotas las cuento yo que me sé unas bastantes largas. Eso te va a dar tiempo. ¿Todo bien?.

- Todo bien.

La verdad que el asunto me jodía bastante, lo cierto es que tenía la seguridad de que no me habían dicho nada de los extras. Ya estaba en el baile... a bailar, entonces. Otra vez el teléfono. Voy a atenderlo. En el tiempo que estuve en la cocina después de la charla con DA, ellos habían recobrado el espíritu festivo, cuando pase junto a ellos para ir por el teléfono, ES me acercó la botella convidándome el último trago. Debo reconocer que no me hacía mucha gracia tomar el vino del pico, pero no me quedó otra opción. Empiné el codo y me bebí lo que quedaba, que no era mucho. Llego al teléfono medio aturdido por el bullicio.

- ¿Hola?...

- ¡¡¡Hola hermanito de mi alma!!!. ¿Sabes quién habla?...

- ¡¿Virginia?!...

- ¡Sí, guapo!. Soy io, tu hermanica preferida!... –por un momento desee que fuera la Virginia real y no la Virginia (VG) de AMADO que se empeñaba en gritar. - ¡¿Cómo está mi hermano del alma?!.

- Bien!... qué lindo que me llames... acá estoy, en mi casa...

VG- ¡¿No estas sólo, no?!...

- No, que vá!. Estoy festejando la nochebuena con unos amigos ocasionales... entendés, no?!.

VG- Claro que sí!. Oye, que te quiero muyooo!!!.

- Lo sé!. Yo también te quiero muyo!.

VG- Dile a tus amigos que bajen un poco el ruido... casi no te escuyo!...

Tapé el micrófono y con gritos y señas les pedí que bajen los decibeles ya que estaba hablando con mi hermana!. Mientras esto sucedía no lograba responderme porqué habíamos de pronto empezado a sustituir la ceache por la ye. Tampoco era muy importante esa respuesta.

ES – ¡¿Cómo que tenés una hermana?!.

PB – ¡Sí boludo, claro que tiene hermana!.

DA – ¡Pasame con ella que quiero saludarla!.

Antes de que reaccione o pueda decir nada, DA me arrebata el teléfono!.

DA – Hola!. Soy DA, amigo de Gustavo!. ¿Te acordás de mi?. (VG...). Si, claro... vos también no?. (VG...). Ah no?, pasa que soy nuevo. (VG...). De hecho esta es mi primera vez. (VG...). Si. Creo que los demás también son nuevos. No se... eso lo tendrá que decir Gustavo. Esperá que te lo paso... Feliz Nochebuena!. A ver cuándo nos vemos!. (VG...). ¡¿De donde?!. (VG...). ¡Ni sé dónde queda!... Te paso, chau!... Te paso con DD que también quiere saludarte... Besos...

Es claro que todos hablaron con VG. AC, según me dio la impresión, fue el que más la cachondeó, no puede con su genio. DD la saludó haciéndose el latinoamericano, cosa que no le había salido muy bien. Se notaba que era cordobés hasta cuando bostezaba. ES, insistía en que la conocía y por lo que parecía, por la cantidad de referencias que le daba, VG no tenía ni idea de quién diablos era su interlocutor. En cambio PB fue un poco reservado al principio, pero luego ocupó unos diez minutos en contarle sus proezas con el saxo. Yo aproveché esos momentos para charlar un poco con cada uno y tomar un vaso de agua fresca. Invité con agua a los demás pero ninguno aceptó. Todos eran muy entusiastas y por momentos, hacían que pierda el hilo de la situación. GP no quiso saludarla, entonces PB me alcanzó el teléfono.

- Hola VG...

VG - ¡Vaya amigos que te has echao!.

- Si, la verdad que son macanudos.

VG – ¿Qué quiere decir macanudos?.

- Simpáticos. Quiere decir, simpáticos.

VG – Ah... que palabra rara.

Mis amigos volvieron a su faena y rápidamente recobraron el clima festivo y sus charlas tan entusiastas. Con VG tuvimos una conversación sin rumbo aparente. Si bien no me interesaba mucho lo que pudiera decirme, su timbre de voz me sabía a música. Un ruido en el patio llamó rápidamente mi atención, sacándome de la charla con VG, abruptamente.

- ¡Espera un momento que me están rompiendo los vasos!.

VG – Tranquilo chato que están de festejo... no te enojes con ellos, si?.

- ¡¿Qué hacen?!. ¡¿Son tarados ustedes?!.

DD – Tranquilo... DA, nos estaba contando que en Grecia para las fiestas rompen los vasos.

- ¿De dónde sacaron eso?. En Grecia sólo rompen “platos” cuando los atletas ganan una medalla, no para las fiestas o en cualquier ocasión. Creo que también en las bodas, pero seguro que en las fiestas de fin de año, no!. ¡Qué cagada!. No tengo otros vasos!.

ES – No rompen sólo platos, rompen cualquier vajilla.

- Mirá no me importa si también rompen vasos o no, lo que me importa es que me rompieron los únicos que tenía.

DA – Tranquilo morocho... podemos seguir tomando del pico!.

DD – Claro. No nos vas a arruinar la nochebuena por unos vasos de mierda!.

PB – Pará!. A lo mejor los vasos se los regaló alguien importante.

DD – Éste no conoce a nadie importante, sino estaría acá en lugar de nosotros.

ES – ¡Paren!. ¡Paren!. DD no te pases, estamos acá para pasarla bien. Gustavo, tranquilo... no te preocupes por los vasos. Nos arreglaremos con otra cosa. Vi que tenés botellas vacías de agua. Las cortamos y usamos eso como vasos. ¿Te parece?.

- Bueno... está bien... perdónenme.

TD – ¡No hay problemas!. ¡Para eso somos tus amigos!!!. – se pusieron a cantar la canción del buen compañero. Yo, quería matarlos.

VG – ¿Gus, estás ahí?. ¿Todo está bien?.

- Si. Todo esta bien. Contame qué es de tu vida.

VG – No es momento para hablar de mi vida sino de la tuya. ¿Cuéntame todo lo que has hecho en todos estos años?.

- ¿Querés que te cuente toda mi vida?. ¡Eso ya lo hice con la secretaria el otro día!.

VG – Oye no me trates así, recuerda que soy tu hermana.

- Disculpame, estoy algo alterado. Yo estoy bien... Ya sabes, pasándomelas con amigos. Es raro, pero es verdad. No he hecho cosas muy importantes, pero tengo una hija que es lo mejor de mi vida. Trabajo, escribo y a veces hago algo de gráfica o arte digital. Últimamente he viajado poco. Sigo bastante flaco y sigo morocho como siempre. Buenos Aires me agobia. Hoy hace mucho calor acá. Estoy algo distraído. Debe ser que tengo hambre.

VG – Por cierto, ¿qué han cenado con tus mejores amigos?.

- ¡¿Cena?!. ¡Tengo que dejarte, aún no he servido la cena!. Llamame más tarde, ¿si?.

VG – Intentaré, aunque más tarde quizás sea más difícil establecer una conexión telefónica. ¡Ya tu sabes!. Por las dudas te dejo mi saludico: ¡¡¡FELIZ NOCHEBUENA HERMANICO!!!.

- Gracias. Feliz nochebuena para vos también, quién quieras que seas. Llamame más tarde, por favor.

Colgué el teléfono y corrí a la cocina. Del horno salía un olor muy tentador. DA, se acercó.

DA – Escuchame Gustavo, me cagaste la anécdota de los Griegos con el quilombo que hiciste por los vasos. Ya conté la otra anécdota y los demás contaron un chiste cada uno y creo que PB también contó una anécdota más. Igual no te preocupes, no te vamos a cobrar más de lo que acordamos. Ahora bien, apurate con la cena si no te tendremos que cobrar otros extras. Hablé con los demás y están de acuerdo. Por cierto, ya hace un rato que se terminó la botella anterior. ¿Dónde hay más?.

- De acuerdo. Las que quedan están ahí, al costado de la heladera. En el freezer hay hielo y en la puerta de la heladera unas cervezas y un champaña. El champaña no lo sirvas porque es para el brindis. Dejame ver cómo van los pollos y te digo qué hacemos. ¿Está bien?.

DA – No hay problema, pero apurate. ¿No tenés otra música?. Esos dos discos ya pasaron un par de veces.

- ¿Sabes usar la compu?. Fijate en la carpeta de los mp3. Si no dame un momento que ya voy yo.

DA – Dejá, yo me encargo. No sé mucho de compu como vos, pero trabajo con una y sé poner música. Llevo los dos vinos que quedan.

- Está bien. Dame lugar que necesito abrir el horno.

Así es, mi cocina es chica, debo estar sólo para abrir el horno, cosa que hice ni bien DA salió a encontrarse con los demás. A la vista, casi todos los trozos de pollo, estaban bien dorados y largaban un olorcito muy tentador. Algunos no tenían muy buen aspecto, pero se me ocurrió que podía servir los más dorados y dejar los otros para que sigan su cocción. Preparé una fuente con las mejores porciones y redistribuí las demás. Condimenté las ensaladas y puse unos minutos el pan en el horno. Llevé los platos a la mesa y les pedí que me ayuden a acomodarlos. Ahí reparé en los vasos hechos con los fondos de las botellas, no estaban nada mal. Entre todos dejamos la mesa bien ordenada. Ya eran las 23.05, el tiempo había volado. Con DD fuimos a buscar las fuentes de pollo y las ensaladas y nos sentamos a comer con prisa.

PB se llevó a la boca una pata de pollo y al instante se la sacó de la boca, poniendo cara de desagrado.

PB – Mierda!. Esto está recrudo!.

- Dejame ver. Servite otro pedazo. Hay muchos.

DA – La pechuga también está cruda.

ES – Menos mal que me serví las alitas. Están bárbaras.

- Fíjense en los pedazos mas pequeños. Sino, traigo lo que quedo en el horno.

DD – ¿No hay otra cosa?.

AC – Eso!. ¿No quedo fiambre?. Si tenés huevos hacemos unos fritos en un ratito.

DD – ¿Si llamamos a un delivery?.

DA – Sí, justo!. Un 24 a la noche van a estar abierto para vos!.

- Si lo estuvieran no nos serviría porque no tengo suficiente dinero. Creo que en la heladera hay dos o tres huevos. Coman las ensaladas. La rusa está rica.

ES – Yo me salvé con las alitas. Igual no creas que nos vas a arreglar con ensaladas.

- No trato de arreglarlos!. No creo que ustedes tengan ningún arreglo!.

DD - ¿Qué te pasa, sos vos ahora el querés incordiar?.

AC – ¡Tranquilos muchachos!... Gus, traé lo que quedó en el horno. Si no se te escapan por el patio los comemos... -risas de todos, menos mía- Si también están crudos, traete el pan dulce y los turrones, ya casi se nos hace la hora del brindis.

DA – Eso podemos hacer!. Picoteamos lo del brindis... pan dulce... turrones... budín... frutas secas... dejamos que el pollo se siga cocinando y si nos da la gana lo comemos después de las doce de la noche.

- Para el brindis tengo un pan dulce sin frutas, otro con frutas y un champaña. También queda una cerveza.

ES – ¿Flaco vos estás en pedo?. Nos haces venir hasta acá y no tenés la cena resuelta. Ponemos la mejor onda y no tenés ni siquiera algo interesante para el brindis?. Sin contar que sólo tenías seis botellas de vino que te las habrá regalado alguien que tampoco te quiere, porque eran una porquería. ¡Yo me voy a la mierda!. ¡Ya sabia yo que esto era una mierda!.

AC – Paren. Todos estamos metidos en este asunto así que, a bancar!. Gus, ¿cómo lo arreglamos?.

- No sé, ya son las doce menos veinticinco, no hay mucho que yo pueda hacer. Arréglense con lo que hay. A mi esto me supera. No pensé que las cosas iban a ser de ésta forma.

PB – Vos sos un boludo que no pensaste en nada. Dejaste todo para último momento. ¡Sos medio mogólico, vos!. Yo voto por irnos a la mierda... Debe haber algún bar abierto y tenemos la guita que nos pagó este pelotudo. Además nos debés unos mangos más. ¡Vamos, paganos que nos vamos!.

DD – ¡Vayámonos a la mierda!.

DA – Si están seguros, sugiero que nos llevemos los panes, la cerveza y el champaña. Por las dudas que no encontremos nada abierto.

- ¡Si se van voy a hacer un reclamo!.

ES – Reclamá todo lo que te parezca, no creo que ninguno de nosotros quiera volver a esa empresa de mierda!. AMADO... el nombre mismo parece una joda!.

PB – Ya metí todo en éstas bolsas, llevémonos también los vasos que hicimos nosotros.

DD – Listo flaco, nos vamos. ¿Nos abrís?.

- Si no me dan las ganas no les abro.

DA – Mirá pendejo, ¡si no nos abrís nos pasamos la nochebuena cagándote bien a trompadas!.

- Les voy a abrir. No porque les tenga miedo, sino porque no me los aguanto más. Son unos tipos de mierda...

GP – Gustavo, no seas boludo. Ya vas a ver que es lo mejor. Abrinos y no hagas ningún bardo.

PB – Callate la boca infeliz, danos la guita que nos debes y abrinos!.

Que me llamen infeliz fue desequilibrante. El reloj marcaba las 23.50. Quería que se vayan. Les di los treinta y cinco pesos de los extras. Cruzamos el pasillo en un silencio tenso, espeso y oscuro. Llegamos a la puerta de calle y los que caminaban delante mío se pusieron de costado para darme lugar hasta la puerta. Abrí y salieron uno a uno, sin decir palabra. GP, que casi no había intervenido en las discusiones, me tocó el brazo al salir. Había cierto lamento en el gesto.

AC – Qué cagada todo éste asunto... Bueno flaco, Feliz Nochebuena!.

TD - Eso... Feliz Nochebuena!

- Al carajo con el saludo, por mi que los pise el tren cuando crucen la barrera!. Chupagratis!. Váyanse bien a la mierda!.

GP – Flaco, hoy no hay trenes.

Fue lo último que oí antes de cerrar la puerta. Me quedé unos segundos ahí parado, no sé exactamente porqué, quizás por si volvían. Los escuché que acordaban donde ir y luego los pasos que se alejaban. Crucé el pasillo y entre a mi casa. La música seguía sonando. El horno seguía cocinando el pollo. La mesa era un desastre. El teléfono pitaba avisándome que tenía un mensaje de texto. Lo leí. Era de la compañía telefónica, saludándome por la nochebuena. Revisé las botellas, todas vacías. Me serví un vaso de agua y me senté junto al teléfono esperando que me llame Virginia. Me daba igual que fuera la real o la de AMADO. El reloj dió las doce de la noche. La ciudad estalló en miles de explosiones de pirotecnia. Un fuego artificial muy hermoso se dejo ver entre los edificios. Yo me desmayé del susto, por una bomba de estruendo que hizo explotar uno de mis vecinos, del otro lado de la pared de mi patio. Desperté ya entrada la madrugada gracias a mi perro que no dejaba de lamerme la cara, como avisándome que el teléfono pitaba hacía largo rato. VG había estado llamando desde las 1.11 hasta las 2.22, por lo visto no había podido comunicarse antes. Virginia también me había llamado a las 0.15 y tenía un mensaje de ella a las 0.17 deseándome que pase una Feliz Nochebuena con mis seres queridos. También tenía un mensaje largo de mi hija en el que me decía que soy el mejor padre del mundo. Eso me puso contento. Olía a pollo quemado. Apagué el horno, por un momento pensé en la nochebuena anterior, me fui a la cama y me acosté vestido.

Comentarios

  1. Tenés algún programita para fin de año...? Celebrá, pasala bien.

    "mi táctica es
    hablarte
    y escucharte
    construir con palabras
    un puente indestructible."

    ResponderEliminar
  2. "Mi táctica es
    quedarme en tu recuerdo
    no sé cómo ni sé
    con qué pretexto
    pero quedarme en vos."
    Táctica y estrategia
    M. Benedetti

    PD: Gracias.

    ResponderEliminar
  3. ¡Que buen cuento! Muy ingenioso, muy bien escrito y descrito. Tiene un monton de ideas muy originales.

    Esta última parte me tenías en el piso de la risa.

    Que bien me cayó leerte, ayudó a cambiar mi estado de ánimo.

    Gracias.

    ResponderEliminar

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