Me entregó una nota que decía:
- Si no puedes abrazarme, como un pullover que se olvida y que alguien nos alcanzá cuando aprieta el frío, entonces dejame ir esta noche.
Le robé su espalda y su melena.
Antes que la ciudad, la borrará de mi vista.
Antes de encestar la nota en un tacho de basura.
Después de quedarme mudo.
supe tener uno fallado en un punto, el que se terminó por destejer al atravesar la vicisitud de un alambrado. aprendí a abrazarme de esta lana que apenas abriga.
ResponderEliminarlindo, gustavo.
Yo supe saltar alambrados cuando robaba naranjas en mi pueblo.
ResponderEliminarTodos sabemos que las naranjas son mejores en invierno, por eso he dejado en esas ocasiones más de un pullover para ser reconstruido, enganchado en un alambrado.
Igualmente.