Mis parámetros han cedido
y mi pensamiento vaga
sobre la cuerda
de un equilibrista
algo exhausto,
algo borracho.
No discrimino,
ni medio,
ni limito.
No puedo percibir
lo comprensible,
ni lo incomprensible.
Recorro palabra a palabra
la estela que mi mente deja
y no logro deslizarme
en estos escritos
que sudan enigmas
caprichosos.
Huelo a sabia
de ignorancia
y me alejo del árbol
y del bosque,
para no permanecer
ni ser visto.
En cada lugar
habrá un espacio
para los que se detengan a beber
y jamás retomen su marcha.
Prefiero la sed
y un camino posible.
Pero ya van a ser las tres
y ella está por llegar.
Me dará forma
con sus abundantes manos
y al marcharse
despreciará mi gratitud.
Me perderé en los vericuetos
de mi pequeña casa
y así estaré allí,
hasta que vuelva
a golpear mi puerta.
Ojalá que mañana a las tres.
Entendí poco o muy poco.
ResponderEliminarPero el paseo fue de lo más placentero.
Salu2!