De mis desmemorias he logrado rescatar este recuerdo:
Era marzo aquí en Buenos Aires y el primer aviso fresco del otoño, escogió la mañana de un martes para colarse en mi cuarto. La noche anterior me había acostado cuando ella ya dormía. Entré al cuarto sin encender la luz, me desvestí, abrí el placard y tomé una camiseta. Luego, me dormí en un instante.
Al despertarme por la mañana, ella ya se había marchado a su trabajo. La luz que justificaba la ventana, hizo darme cuenta que me había puesto una de sus camisetas de dormir, la azul, la que nunca me había prestado. Como ocultándome de nadie, me tapé un poco más con las mantas y se me dió por pensar en que me había abandonado. Todo el día sólo pensé en ella y hasta lloré mirando su foto.
Cuando volvió de su trabajo le conté sobre el día que había tenido. Me escuchó mientras sonreía, cómo quién escucha la anécdota de un niño. Cuando por fin terminé mi relato, dijo:
- Mirá que sos tonto!. Yo nunca voy a alejarme de vos, pero quizás alguna vez, no evite dejarte ir.
Y así fue. Poco tiempo después, ya no estuve más a su lado o ella no estuvo más a mi lado. Fui tomado por sorpresa, en otra mañana del mismo otoño, cuando al despertar no tenía opción para jugar al abandono. Ella ya no estaba. Dejó su camiseta de dormir, bajo mi almohada. Aún, no me queda claro si se fué o si me dejó ir. En ese otoño y luego en ese invierno, tuve una gripe que parecía incurable. La eché mucho de menos, casi todo el tiempo, desde entonces.
Tanto que anoche dormí con ella… con su camiseta, claro.
Nota: Esto surgió a partir de la lectura de "Amor y azar" de ANA.
Gracias por esa referencia y ese momento.
ResponderEliminarUn beso,
ana.
Hola Gustavo, vengo de la mano de Tomás en esta visita
ResponderEliminarQué bonitas las dos entradas que he leído
Saludos Gizz
Este es el tipo de lenguaje que me gusta, sencillo... con relatos como este son con los que me siento mas comoda. Seguís logrando (como siempre lo harás) poner en palabras tanto sentir, y despertar otras tantas sensaciones y vivencias recordadas. Esta bueno el paseo que, a veces, me haces dar por algunos recovecos de mi vida que creía olvidados...
ResponderEliminarBeso grande amigo, te quiero!.
Ana: Faltaba más!.
ResponderEliminarGizela: Agradezco a Tomas y te doy la bienvenidal. La casa es pequeña, sólo para que siempre sea cálida.
Pasearé por tus Navidades atento a las luces y el festín, y te invito a que te enteres cómo fueron las mías.
Gracias.
EleTe: Graciasamiga, yo también te quiero!.
Me hizo gracia la presentación de tu blog, lo de ganarle un minuto más al "uno mismo muerto", te invito a leer una entrada sobre "nuestros otros Yos" es un artículo interesante que apareció en "El pais" hace un año más o menos.
ResponderEliminarUn beso,
ana.
precioso...
ResponderEliminarEncantada de conocerte Gustavo, me ha encantado conocer tu blog... tu casa virtual... te visitaré y te incluyo entre mis "prefes"... suena como cursi y de niña pequeña pero no importa... en el fondo sigo siendo aquella niña que soñaba con ser mayor y ser feliz...
ResponderEliminar¡¡que texto tan tremendamente visual!!... a pesar de que es un texto corto ¡¡cuentas tanto en él!!...
ES MAGNÍFICO... primero me dió la risa imaginar al chico con la camiseta azul... pero enseguida su figura me llenó de tanta ternura y tristeza... que quería darle un abrazo fuerte...
besitos,
Aldabra
ANA: He leído tu post y me he cabreado un poco. Dejé mi comentario.
ResponderEliminarnoe: ¿No que sí?.
Aldabra: El gusto es nuestro. De ambos recíprocamente.
Qué bueno que te rieras y más bueno aún las ganas del abrazo, buscate a quién dárselo. Sabe rico eso de andar abrazando.
Gracias por los besos.
eso de no evitar dejar ir, me deja pensando tanto...
ResponderEliminarmil besos Gus
Rox
Somos finalmente como un niño que intenta anclarse a una manta, a un oso de felpa, a aquello por absurdo o pequeño que parezca, parezca el puente o la puerta hacia lo que nos hizo irremediblemente feliz. Yo me declaro coleccionista de fetiches que huelen a dolor, a sonrisas, a soledad.
ResponderEliminarComentario aparte: Estoy encantada con tu blog, una maravilla. El diseño, su estructura. Y ni que decir de tu talento y tus palabras: Esa forma de escribir, la auténtica, la que sale del corazón, es la que realmente atrapa al lector.
Considérame tu asidua lectora. Una fortuna haberte encontrado.
Enre: Es como un pacto implícito. Una sabiduría en común. Entender que la despedida vendrá de una u otra forma, mitiga el duelo.
ResponderEliminarGracias.
dulce: Es así, como decía el catalán: "Son aquellas pequeñas cosas..."
Respuesta aparte: Gracias. Pongo mi atención en cada cosa. Hurgo hasta encontrar lo más cercano a lo que espero de un blog cundo me zambullo en la blogsfera.
En cuanto a tus halagos, me considero afortunado por sólo saber que vendrás de vez en cuando, a leer estás timideces mías.
Tibiamente, gracias.
Los objetos...a veces...tienen vida propia...tal vez, esa camiseta azul quiso quedarse ahi, como testimonio de lo que fue...Tal vez la camiseta azul se enamoro perdidamente y negoció con la que fuera su dueña que en caso de que se alejara o no evitara dejarlo ir....ella podria quedarse...no lo se...
ResponderEliminarLo cierto es que estos aparentes descuidos (como el que cuento en mi respuesta al comentario en mi blog)suceden ...tal vez un día de estos...algún objeto se atreva a contarnos por qué...
Si me entero primero...prometo venir a contarte...
Te dejo besos,con o sin objeto...
Yo creo que al final los dos se van, acaba no siendo trascendente quién se va primero. Pero claro que hay resistencias y recuerdos que traen de regreso la historia y la presencia.
ResponderEliminarA mí una vez también me dió una gripa que parecía incurable, no sé por qué no hice caso de los síntomas...
ponerte su camiseta, no es un fetiche cualquiera. para mi que se fue...y suscribis a su idea.
ResponderEliminarlindo, como siempre.
Cecis...: Dudo que un objecto sea sujeto de una revelación. Aún así, espero que vengas a podarme la ignorancia.
ResponderEliminarSylvana: Ella plantea la duda y el se toma de ella. La camiseta es un símbolo de ese pacto.
una: Prefiero adherir a suscribir, ya que en una suscripción hay repetición y en este caso no se ha dado... al menos con ella.
suscribir y adherir son sinónimos, suscribir es convenir, si hago convenio con fibertel por ejemplo, la suscripción será a repetición, pero si suscribo a la decisión de quien me deja no. perdona la polémica.
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