Desnudo.
Desprovisto del traje azul
de las certidumbres acaecidas,
me rehusaré al silente desgaste del mar,
a la luz improbable y siniestra de la carretera
y al descanso oscuro.
Solo.
Saldré a perderme por las calles
de su airada y aislada geografía decorosa,
no cosecharé más que sudor de cerdos
en el estupor de sus caras omisiones
y en la abrumadora inconsciencia
de sus indeseados besos.
Mudo.
Olvidaré la luna de papel
en un cielo sin preámbulos ni tormentas
y la oscura o profunda noche sin galas
se derramará en mi mesa desvencijada
manchando las hojas de mi cuaderno,
mancillando con horror las letras
y acuñando en ciernes las malditas
piezas del insomnio.
Desvelado.
No hallaré la mítica paz
en lo que reste de aquel o aquellos días,
ni en la prensa de la mañana perdida;
ni en la mano de las uñas que me peinen.
Únicamente un remanso ciego de ruidos
que omitirá por ausente, la forma del deseo,
la mitigada frecuencia obscena
y la piel estremecida o dura
de mi cuerpo en frío.
Desnudo.
Gustavo,
ResponderEliminarNo me lo tomes a mal. Te he imaginado desnudo, sin tu traje azúl, desprovisto de corazas, solo, más no indefenso. He imaginado un guerrero desnudo.
Un abrazo.
tal vez sea no otra, que la vicisitud de un nacimiento.
ResponderEliminarelijo eso.
me gusta tu estilo. abrazo.
Me encanta la cadencia de las palabras en este poema. Además me induce muchas imágenes. Y al final me deja con la sensación del título.
ResponderEliminarYo diría que es mucho más que un intento.
Otro intento?
ResponderEliminarNo se cuantas veces has intentado ulcerar la diana, pero por lo menos con este has perforado su pleno centro.
Excelente material!