Ya las estridencias del abrazo, habían superado el encuentro
y tenuemente el agobio comía la prisa de mi paciencia.
El color traslúcido del esperarla relativizaba su voz
y el eco de sus anécdotas rebotaba lejos de mis oídos.
Quien había partido no había vuelto al andén.
Las ratas disfrazadas de palomas engullían las migajas
de nuestros pasos cruzando en diagonal la plaza.
De su mano la noche comenzaba a ser noche al fin
y en principio debía hallar sutilmente un adiós irrevocable.
¿Encuentros y desencuentros?
ResponderEliminarViajeros de distintas vías...distintas vidas...
ResponderEliminarBSS
Gustavo,
ResponderEliminarTodo inicio lleva implícito la semilla de su finiquito.
Bellisimo... me quede conmovido leyendote.
ResponderEliminarTe abrazo
MentesSueltas
BELLO!
ResponderEliminarLa foto y las palabras
Son hermosas esas formas en que la noche obtiene su esencia
un beso
Enhorabuena!
ResponderEliminarsiempre existe algo o alguien
que acude al inolvidable rescate!
A partir de ahora a valorar la vida
de manera sublime,a generar alegrías!
Mereces mucho,valora,estima
que todo eche flor a partir
de tu otoño,mi primavera
velaré para que así sea!
♥♥♥besos♥♥♥
Hay de todo, aprender de ellos es lo que importa.
ResponderEliminarLa noche también ayuda.
Un placer visitarte, Gustavo.
Alicia