Y arrojé
la piedra contra el vidrio
y a pedazos ahora, siento frío.
Y apagué
la luz contra mis sombras
y a oscuras ahora, siento miedo.
Y acallé
la alegría contra mi boca
y en silencio ahora, siento penas.
Y una vez más
maldigo las torpezas
y este ejercicio de libertad mal entendida.
Y una vez más
maldigo por abandonarme
a la intemperie de mis dudas y temores.
Hermoso poema dedicado al desespero y la desesperanza, de quien concibe la vida con mas intensidad, que los que simplemente recorren caminos sin mojarse en lluvias de mejores intentos y comienzos.
ResponderEliminarTodos alguna día nos hemos sentido así, y habrá muchos más por sentir en los vaivenes existenciales.
Pero a punta de verdadero existir, también forjamos días de pleno sol y esperanza.
Un beso inmenso POETA.
Gizz
Contraste entre el hogar del corazón y la intemperie de los temores.
ResponderEliminarTe sigo, Gustavo, aunque comento muy poco.
Un abrazo.
Muy bueno!
ResponderEliminarPero... no será hora de soltar las cadenas? Relajar la estructura, digo.