Apoyó el mate, el termo con agua caliente, unas tostadas sin manteca, el frasquito de arándanos que usabamos de azucarera, un repasador y un cenicero. Después se sentó en la mesa, justo frente a mí. Yo estaba leyendo uno de esos libros que me gustaría haber escrito. Me lo cerró y comenzó a hablar al mismo tiempo que me alcanzaba un mate caliente. - Mirá mi amor, hace tiempo que quería decirte esto. Esperé bastante a que cambiaras solo y que te dejaras de joder, pero te empeñaste en no hacerlo. Sé que no te va a gustar lo que vas a escuchar, pero ya te pasaste de la raya. También sé que cuando termine de decírtelo no vas a querer estar más conmigo o yo no querré estar más con vos, eso me duele mucho. Aún así considero que es más importante decírtelo, porque ya no lo aguanto más y creeme que lo hago por vos. Yo sé que no es verdad que tu mamá te hacía la leche con cacao y café instantáneo, como les hacés creer a todos los amigos de nuestra hija que vienen a merendar a casa. Tampoco es
Habitaré tibiamente tus entrañas para salirme y volverme minúsculo, incompleto, ínfimo. Llenaré de silencio los mares, cruzaré de lado a lado la tierra. Volveré mi vista una y otra vez, para descifrarte y encontrar el canal que me devuelva. Lloraré mis dudas. Me haré más en vientres extraños, para ver el ciclo y elucidarlo. Abdicaré. La tierra me hará suyo, y me abandonará en lágrimas y sudor el agua. El viento me llevará consigo a dispersarme en otros ciclos. El fuego flameará mi olvido. GOC.