Ilustrador: Carlos Ramón
Mis manos conocen modelar el puro barro
que imita las formas del inicio mismo
de la raza que la espanta y mata
del sino del olvido mentiroso
del vasto deseo en ciernes
de la vida a ultranza
del caluroso sudor
de su roce hueco
mi mansedumbre
y mi refugio.
Este es un post SOBERBIO. Enhorabuena.
ResponderEliminarSr. Gustavo, vengo leyéndolo hace un tiempo y veo que cada vez lo hace mejor.
ResponderEliminarLe mando mi aliento para que no cese de intentarlo.
Considerado,
Abelardo C.
Realmente impecable. Letra y gráfica.
ResponderEliminarEste poema encierra muchos signos, algunos indescifrables, todos con una cadencia increíble.
ResponderEliminarFelicitaciones!
Y tu corazón hace que tus dedos tecleen hermosas palabras que se garban en el alma de los que leen, a puro fuego de admiración y ensoñación.
ResponderEliminarY sólo se puede refrescar el ardor que dejan, con suspiros.
Bello!!!! como siempre.
Un beso inmenso y feliz fin de semana, poeta.
Un dejo nuevo, sabiduría.
ResponderEliminarSaludos, Camacho.
Gustavo, ¿me dejás ser la mujer del barro que modelan tus manos?
ResponderEliminar¡Qué gusto leerte!
Flor