Bajé,
con mi silencio áspero,
con grietas de pensamientos,
con dolores borrosos,
con la esperanza caduca.
La calle de las sombras
me llevó a su antojo
hasta las puertas mismas
de un romance adrede
que olía a pan fresco y crujiente.
Mis manos frías,
en mis bolsillos cálidos,
no se atrevieron a golpear
el rostro adusto de la rutina.
Bajé,
con mi silencio amargo,
con pensamientos encontrados,
con dolores de sal,
con la desesperanza
que me mezcla con la gente
que baja murmurando
por la calle de las sombras.
bajar ya es un paso
ResponderEliminarpor fin
saludos
Ojalá salga el sol,salude un amigo ,cante un pájaro de una plaza y se abra alguna flor.Entónces no importa el frío .... es lindo el invierno con las manos en los bolsillos.
ResponderEliminarAna.
Muy bonito, che.
ResponderEliminarPaola dice:
ResponderEliminarMientras el frío no arrase por dentro, poco importa el de afuera. Exelente texto, ¿querés que lo "talleree"? Je!!
Va beso (de "Blogger, niente,soy un arado en el tema, tengo abierto uno: "Ardenhembras", pero no me acuerdo como se entra, y tampoco las contraseñas)
Magnífico, Gustavo.
ResponderEliminarUn saludo desde el verano.
Pues baja, subiendo la esperanza, que sólo los sueños, la sonrisa y la esperanza,son las armas para barrer las espinas del camino y esas siempre están al asecho..pero son parte de la vida..parte de nuestro libreto de lucha.
ResponderEliminarLindo poema poeta.
Un beso
Demasiado cómodo... seguir con la rutina, las manos en los bolsillos. Y por supuesto siempre murmurando por lo bajo lo que pudo haber sido...
ResponderEliminarGamma
y su interpretación de los sucesos.
Bajar tiene una suculencia mayor
ResponderEliminarde fértil origen: calígine
y también permite los cambios
la fácil escapatoria.
Me gusta tu invierno y el frío que dejas sentir en el poema.
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