Una anciana con su perra vida, entiende de una sola vez a la vez que sobre el armario del desconsuelo sólo reposan las miradas ciegas de un pasado que no vuelve al evocarlo por capricho y antojo o al retenerlo en la insana cobardía o en la negación de aquel portazo que aún retumba en sus oídos taponados por la dejadez. Entonces toma un crucigrama y su sombrero de verano. Pone a la perra su correa y va caminado sin atajos hasta la plaza. Allí en la plaza, se sienta frente a mi en el banco gris y desvergonzada me muestra su entrepierna. Desorientado pero animado pienso en que tengo una nueva razón, para ir hasta el bar a tomar una cerveza y para postergar el argumento de mis quejas. |
Llegó con la forma de un ejercito quemando aldeas y matando niños. Los hombres fueron muertos sin oportunidades y también vejadas las mujeres murieron. No hubo ojos desolados espectando, ni voces gimientes crepitando en el fuego, ni cronistas morbosos fotografiando la barbarie, ni muerte inútil, ni afueras con libertades. Era la vida el gran suceso inexplicable. Mientras yo contaba las monedas, esas pequeñas fracciones de poder que me permitirían, otro mes, tener un techo.
la imagen muy divertida. Espero que disfrutes de esas cervezas.
ResponderEliminarUn abrazo desde mi alma, aún con la sensibilidad a flor de piel por la partida terrenal de mi padre!
es tan triste.... llegar a viejitos, y estar solos.... es tan bello lo que escribís
ResponderEliminarSabés?
te extraño!
mil besos
Malditas exhibicionistas...
ResponderEliminarMuy bueno, la foto y el poema son geniales.
ResponderEliminarSaludos.
Me parece esperanzador, salir, sentarse en el banco gris y mostrar su entrepierna. A ti, o a cualquier otro que hubiera estado ahí, sólo por el gusto de estar ahí.
ResponderEliminarEspero que te hayas tomado las cervezas, que postergues cualquier queja, porque escribes lindo, así que no te quejes
ResponderEliminarAdemás muchos , no tienen cerveza, ni perro, ni banco donde sentarse, ni habilidad para descargar las quejas en lindos poemas
Besos poeta
Gizz
Perra vida! que te niegas a aceptar el paso de los días, el peso de los años, lo triste de la piel marchita, te vas para dejarme en solo una mueca...
ResponderEliminarLas entrepiernas de las mujeres, jóvenes o viejas, vírgenes o superusadas, son ilusión de un cuerpo que idealizamos y en sus últimas hojas muestra una cruel decrepitud a la que nadie quiere llegar, pero la moneda cae siempre del revés.
ResponderEliminarolvidé decir que me gusta tu forma de escribir y fue un buen gusto hacerl. Mi afecto.
ResponderEliminarno se si diria que es divertida la imagen...si sorprende y la sorpresa es siempre bienvenida.. Lo cierto es que lograste una bella, liviana y fresca manera de contar lo doloroso y gris de una anciana perra vida.
ResponderEliminara mi me evoco mis epocas en los hospitales psiquiatricos, con pacientes a las cuales la dignidad les fue vedada hace tiempo y cuya unica escapatoria suele ser la provocacion de algun gesto vivo en otro que mira...Aunque sea en el gesto de otro que, finalmente, tambien se aleja..
ale
Saludos.
ResponderEliminarMe quedo con estos últimos versos ...
" Desorientado pero animado
pienso en que tengo una nueva razón,
para ir hasta el bar a tomar una cerveza
y para postergar el argumento de mis quejas."
!!! reflexión, soledad, incertidumbre ... !!!
Qué más da: inefable momento en el que muchos
encontramos, aunque solo sea por unos instantes,
ese equilibrio perfecto, entre una cerveza
y nuestros más recónditos pensamientos.
http://jbusquet.blogspot.com/
Hasta pronto.